Buscar un piso de alquiler puede ser un quebradero de cabeza importante. No son pocas las veces que las personas que quieren alquilar un piso acaban totalmente desquiciados por los múltiples aspectos a valorar.
Para que esto no suceda, os ofrecemos una serie de simples pasos o pautas que pueden servir de gran ayuda a la hora de alquilar un piso.
Utilizar diferentes fuentes de información
Para conocer todas las posibilidades que ofrece el mercado de alquiler hay que conseguir la máxima información disponible una vez que se tenga bien definida la zona donde se quiere vivir, el precio máximo a pagar por el piso, el número de habitaciones, plaza de garaje, etc. Toda esta información se puede obtener a través de periódicos, revistas especializadas, portales de internet, agencias…
Apuntar todas las opciones disponibles
Otro punto importante es el de apuntar en un cuaderno cuáles son las distintas opciones que resultan interesantes, prestando especial atención al precio del piso, sus características, el nombre del portero, la dirección. Posteriormente, contactar con el casero o la agencia y concretar una cita.
Qué hacer durante la visita al piso
Cuando se visite el piso hay que ser puntual, comportarse de manera amable y simpática, resolver todas las dudas sobre el piso y sus características. Conocer la orientación de la casa, el tipo de calefacción, los aspectos relacionados con la comunidad de vecinos, los años de la vivienda… Tras la visita, es aconsejable dar una respuesta al casero en un espacio de tiempo entre 3 días y una semana.
Ir descartando posibilidades
Tras la ronda de visitas a los diferentes pisos hay que reflexionar de manera sensata sobre las características de las distintas casas y eliminar aquellas que menos se ajusten a las necesidades. Este apartado es totalmente fundamental para alquilar un piso que sea adecuado.
Anotar los desperfectos de la vivienda
Una vez que se ha decidido qué piso se va a alquilar y antes de comenzar con la mudanza, es casi obligado realizar fotos de los posibles desperfectos que puedan existir en la vivienda, y como no, leer muy atentamente el contrato de arrendamiento antes de pagar la fianza.